05 enero 2009

Puede ser tablas


MN Luis Matos –Jaque Matos-


Es usted Árbitro en un Torneo a ritmo clásico. Algunas partidas ya han concluido; el tiempo avanza y Ud. decide caminar entre las mesas, atento a cualquier circunstancia que amerite su presencia. En un tablero hay un “rey ahogado”. La partida ya terminó y Ud. hace lo correcto: levanta la partida, hace firmar las planillas y asigna medio punto a cada contrincante.


En otra, los jugadores están conversando con los relojes detenidos. “Acordamos tablas” le dice el conductor de las negras. Usted repite el procedimiento anterior. Ese encuentro concluyó empatado. En la mesa de al lado el blanco sólo tiene el Rey pero al negro se le cayó la aguja. Sin duda: la partida igualmente finalizó y usted hace lo correspondiente. Más allá cada rival tiene el Rey y un Caballo; no hay peones en el tablero. La partida concluyó y “es tablas”.


Pasa a otra fila de mesas y observa una situación curiosa: los jugadores, al filo del primer control, ambos muy apurados de tiempo, repiten sin cesar las mismas jugadas. ¡Tres, cuatro y cinco veces la misma posición! Usted hace bien en nó intervenir. Si en lugar de tres, fueran más de 50 jugadas sin avance de peones ni cambios de material, usted tampoco actúa. Esa partida ¡puede ser tablas!, pero aún no lo es.


Tres veces la misma posición:


El Artículo 5.2(d) establece que “La partida puede ser tablas si se vá a dar o yá se ha dado cualquier posición idéntica al menos tres veces sobre el tablero.” Y es “puede” porque si ninguno de los dos rivales hace la reclamación, la partida continúa y el Árbitro debe abstenerse de intervernir.


Aclaran las Leyes del Ajedrez, en su Artículo 9.2, que: “La partida es tablas, bajo una correcta reclamación del jugador que está en juego, cuando la misma posición, al menos por tercera vez (no necesariamente por repetición secuencial de jugadas): a) va a producirse, si el jugador primero anota su jugada en su planilla y declara al árbitro su intención de realizarla; ó b) acaba de producirse, añadiéndose la circunstancia de que el reclamante está en juego.”


Cabe recordar que “la misma posición” no se limita exclusivamente a que “las piezas del mismo tipo y color” ocupen las mismas casillas. Deben además ser posibles “los mismos movimientos de todas las piezas”, tocándole el turno al mismo contrincante.


Es decir: durante la secuencia, no pudo haber sido posible capturar un peón al paso y el derecho a enrocar debe ser idéntico.


Cincuenta jugadas:


El Artículo 5.2(e) dice, exactamente, que “la partida puede ser tablas si cada jugador ha hecho los últimos 50 movimientos consecutivos sin que haya habido ningún movimiento de peón ni captura de pieza” y de inmediato nos recomienda ver el Artículo 9.3.


Podemos en ese numeral ver que “La partida es tablas, bajo una correcta reclamación del jugador que está en juego, si: a: escribe en su planilla y declara al árbitro su intención de realizar una jugada que dará lugar a que, en los últimos 50 movimientos consecutivos por cada jugador, no se haya movido ningún peón ni se haya capturado alguna pieza; o b: se hayan producido los últimas 50 movimientos consecutivos de cada jugador sin moverse algún peón y sin realizarse ninguna captura.”


Si no hay reclamo, pueden continuar sin intervención arbitral.


Anticipación:


En Bogotá, 2003, se disputó el Panamericano de Ajedrez Menor. En el grupo Sub 16 masculino, donde tuve el honor de actuar como Árbitro, se presentó un caso que puede ilustrar este tema. Jugaban dos jóvenes de Chile y Colombia, fuertes futuros del tablero Latinoamericano. La posición, un final difícil de piezas menores y peones en distintas conformaciones ameritaba una precisa conducción por ambos lados.


Uno de ellos hizo una raya, en la planilla, casi que alertándome que desde entonces ni se avanzaban peones ni se eliminaba material. Al llegar a su 50a consecutiva, el muchacho me llamó para reclamar tablas por haberse completado el medio centenar requerido por el Reglamento. No tuve tiempo de responder. Su contrincante me alertó que él sólo había realizado 49 y le correspondía mover.


Comprobé en las planillas, de ambos, que estaba en lo correcto. El joven capturó un peón y siguió jugando. La posición de su Rey ya había tomado la casilla correcta para romper y el final tenía un ganador. Ante el reclamo de su rival, insistiendo en “sus” 50 movimientos, sentí tras de mí la presencia del A.I. Jorge Vega quien me dió la razón y ordenó continuar la partida.


Pocas jugadas después el reclamante abandonó. Su entrenador reclamó y otros amigos suyos lo secundaron. La decisión estaba tomada y sólo ordenamos desocupar el área de juego. Luego Vega me dijo: “Hace rato estaba parado detrás de tí” y agregó “El Árbitro debe desarrollar el olfato necesario para anticipar en cuál partida hay más probabilidades de presentarse algún problema.”. ¡Sabio consejo!.

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